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domingo, 3 de marzo de 2013

Que no cunda el estrés

La mayoría de nosotros considera el estrés como sinónimo de "no poder más".

A día de hoy, el estrés aumenta el riesgo de padecer problemas cerebrovasculares, cardíacos, digestivos, cutáneos, psicosociales; en definitiva, puede afectar gravemente a la salud.

Dicho ésto, cabría pensar que el estrés es algo negativo; y que sería conveniente deshacerse de él, ¿o no?


El estrés en sí no es malo; se trata de una respuesta adaptativa, un mecanismo de defensa de nuestro organismo: NOS SALVA en determinadas situaciones; como cuando cruzamos por la calle y aparece un coche de imprevisto; automáticamente, paramos. Sin dicho mecanismo, es decir, sin estrés, no podríamos vivir. Es como un salvavidas. El estrés se convierte en algo negativo cuando se prolonga en el tiempo.

El cerebro es un detector de amenazas. Es como el antivirus de un ordenador. Nos ayuda a localizar las situaciones de peligro y prepara al cuerpo para hacer algo al respecto.

Como sabemos, hay dos sistemas que trabajan por debajo de la consciencia dando lugar al Sistema  Nervioso Vegetativo o Autónomo. Esos dos sistemas o ramas son:



- Sistema Nervioso Simpático


- Sistema Nervioso Parasimpático             


Nunca actúan de manera aislada; sino que intentan equilibrarse. Cuando predomina el Sistema Nervioso Simpático es cuando nos vemos ante una situación en la que necesitamos energía, porque hay un peligro o un desafío importante. Automáticamente salta la alarma y el cuerpo se transforma: las pupilas se dilatan para ver mejor, el cerebro lleva sangre a los músculos que se tensan, aumenta la presión sanguínea, el estómago y los riñones dejan de trabajar; se contraen los capilares de la piel puesto que el cerebro quiere minimizar la pérdida de sangre en caso de herida. Estamos pálidos y cambia la temperatura; empezamos a sudar más y aumenta el ritmo cardíaco. Finalmente, estamos preparados (si fuese necesario) ¿para qué? ¿Nos persigue un león o algo similar? 

Cuando se activa fundamentalmente el Sistema Nervioso Parasimpático ("para el Simpático") es momento de recuperación; de descanso.

Lo ideal sería activar sólo el Sistema Nervioso Simpático cuando estemos verdaderamente en alerta; porque gasta mucha energía y deteriora la salud el tenerlo en funcionamiento de manera sostenida.

Ser presas del estrés tiene un impacto directo en el corazón haciendo que trabaje el triple; además esa hiperactividad del Sistema Nervioso Simpático dificulta la generación de linfocitos que nos protegen de  bacterias, virus y tumores.

Cuando tenemos estrés se elevan en el cerebro los niveles de neurotransmisores como el cortisol, que en grandes cantidades en sangre repercute en la memoria.



"El lóbulo frontal es al cerebro lo que un director a una orquesta: coordina y dirige las otras estructuras neuronales del cerebro en una acción concertada" (E.Goldberg)

El estrés daña las conexiones neuronales entre el córtex prefrontal o "Director Ejecutivo del Cerebro" y el resto. Influye en su plasticidad perdiendo la actividad, y por lo tanto, provocando la muerte de las neuronas. Cuando estamos expuestos a una intensa carga física o mental, el cerebro se desvía de su circuito ejecutivo (más desarrollado y más racional) y comienza a usar otros más primitivos. Si seguimos esta dinámica permanentemente, el estrés se apodera de nosotros.


Es evidente que la situación actual que vivimos todos es muy compleja, no cabe duda de que es así; pero debemos gestionar el estrés y controlarlo o acabará con nosotros.

Vivimos como si nuestro cerebro fuese un ordenador y las tareas que queremos realizar fuesen las pestañas que tenemos abiertas. Queremos hacer mil cosas a la vez y en realidad, no llegamos a desempeñar ninguna.

Hay que dominar al estrés, no al contrario. Es de suma importancia organizar nuestras tareas y darle la prioridad que tienen. 



Parte del estrés que tenemos radica en nuestro enfado con la vida, con la realidad que vivimos.

"No es la especie más fuerte la que sobrevive, ni la más inteligente, sino la que responde mejor al cambio" (Darwin)

Las cosas son como son. Hay que aceptar la realidad. El cielo seguirá siendo azul, nos guste o no; y por eso la vida no es ni peor ni mejor, simplemente es.

"Si siempre hacemos lo mismo no podemos esperar resultados diferentes" (Einstein)
Cuando una persona se siente absolutamente incapaz para hacerle frente a un reto o a una situación que se le ha presentado en la vida, suele ser porque existe una creencia limitante. Siempre hay un camino; aunque haya casos que no lo resuelva perfectamente, pero sí nos ayuda a encontrar una respuesta.

Pasamos gran parte de nuestra vida quejándonos, reaccionando, en vez de resolver y solucionar los retos que se nos presentan en cada momento. Tenemos muchos automatismos de los que no somos conscientes. Podemos cambiar el foco de atención desde nuestro interior, utilizando un lenguaje y un pensamiento positivo. En vez de preguntarnos: "¿Por qué a mí?, ¿qué he hecho yo para merecer ésto?, ¡yo no sirvo para nada!"; nos ayudaría el decir: "¿Qué soluciones puedo encontrar?, ¿qué puedo hacer yo al respecto?, ¿a quién puedo pedirle ayuda?, ¿qué puedo decirme a mí mismo para salir adelante?

¡Cuidado con las frases que nos decimos a nosotros mismos! Hemos de aprender a elegir nuestros pensamientos tal como escogemos la ropa cada día. Las palabras no se las lleva el viento, sino que crean profundas realidades

Intentemos sacar de cada instante un aprendizaje; un mensaje positivo. En la actualidad que vivimos, si valoramos la crisis como una oportunidad para desempeñar un cambio fundamental en nuestra perspectiva, dicha crisis nos ayudará a explorar nuevos campos. Si por ejemplo estamos esperando una cola para comprar el pan; ¿no sería mejor reflexionar a cerca de que quizás necesitamos más paciencia en vez de irritarnos y acordarnos de la familia del panadero? ¿El disgustarnos va a acelerar la cola?. De igual modo, si tenemos que subir a un quinto piso sin ascensor no lo subiremos igual si nos decimos y pensamos: “qué horror, qué cansancio, no hay quien lo suba” que si nos decimos: “voy a hacer como si fuese fácil, como si no costase, voy a llegar arriba”


Lamentablemente no nos tomamos en serio los periodos de descanso. En momentos de transformación y de cambio necesitamos que el organismo se recomponga. Descansar no es una pérdida de tiempo; es una necesidad. No tenemos que sentirnos culpables ni avergonzados. El descanso es como el sueño. Cuando una persona no duerme, afecta a todos los niveles que ya hemos mencionado anteriormente. 

Es fundamental, y me atrevería a decir, obligatorio, dedicarnos unos minutos; lo que los italianos llaman "Dolce Far Niente". Dar un simple paseo… escuchar un poco de música…cerrar los ojos…hacer algo para recuperarnos. Parece que hasta alguien no nos dice: "te mereces un descanso", no lo llevamos a cabo.

El trabajar de más a altas horas de la noche es contraproducente al funcionamiento del cuerpo. Si una persona no busca estos periodos de descanso, automáticamente el cuerpo se resiente.


Tenemos que aprender a observarnos y escucharnos . A entender por qué. El cuerpo tiene su modo de expresarse; es sabio y nos avisa cuando algo no le está sentando bien. De la misma manera que cuando tomamos algún alimento en mal estado, automáticamente, nuestro cuerpo lo expulsa.  

El dolor, los calambres, el cansancio, la fatiga y la tensión son el lenguaje que nuestro propio organismo emplea para comunicarse con nosotros. Debemos aprender a escucharnos, descifrar lo que nos está diciendo y ponerle remedio. Respeto enormemente el beneficio de un fármaco, pero en muchas ocasiones, como ante un dolor de cabeza tras una fuerte jornada laboral, es una manera de decir al dolor: "¡cállate!", pero esa dolencia sigue ahí, intacta. Relajarse, hacer ejercicio, hablar con esa persona, dedicarse un tiempo para DESCONECTAR haciendo aquello que más nos guste, nos da bocanadas de aire limpio y fresco; nos renueva.

Para que el estrés no nos juegue una mala pasada, debemos estar atentos.


La ciencia nos dice que existe un impacto directo entre los estados emocionales y la salud.

Hay que intentar no preocuparse por aquello que no podemos cambiar y lo que sí, ponernos en marcha para vivir más tranquilamente y disfrutar de cada día.

“La sabiduría es el arte de aceptar aquello que no puede ser cambiado, de cambiar aquello que puede ser cambiado y de conocer la diferencia” (M. Aurelio)

Bibliografía:

1. Lupien, S. Par amour du stress. Ed: Diffusion de la connaissance
2. Alonso Puig, M. (2010). Reinventarse. Tu segunda oportunidad, 12ª ed. Ed: Plataforma.
3. Campillo Álvarez, J.E. (2012). El mono estresado. Ed: Drakontos


2 comentarios:

  1. Estupenda entrada María!! El cuerpo nos da señales más que evidentes mientras nos empeñamos en no hacerle caso y seguir imbuidos en nuestra locura diaria.

    Desconozco sí hay algún estudio al respecto, pero estoy convencida de que el estrés es uno de los factores más influyentes en el aumento de infartos coronarios y cerebrales, por no hablar de los cuadros depresivos y de ansiedad.

    Hay que parar para coger fuerzas y poder continuar de una manera sana.

    Un abrazo!!!

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  2. El problema que puede tener un paciente de estrés al leer esto es que lo interprete como "¿qué tengo que hacer para superar mi estrés AHORA MISMO?" :-)

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