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lunes, 8 de octubre de 2012

¡Música, maestro!


¿Qué tiene la música para interactuar tanto con nuestras neuronas?

La música es algo que nos ha acompañado y nos va a acompañar siempre. De echo, es un lenguaje, un medio de comunicación y de expresión. Con ella bailamos, celebramos, cantamos, nos enamoramos, lloramos, trabajamos, conducimos, corremos, rezamos, meditamos, nos relajamos, nos dormimos...Indudablemente, cada estilo, tiene su momento; pero sería difícil vivir sin música; o sino, pensemos: ¿cuántos de nosotros hemos pasado un día sin escucharla?

La música consiste en una combinación de diferentes tonos (puesto que si hablamos de sonido podía valer perfectamente el que produce cualquier objeto); es una estructura en la cual existe un ritmo, una melodía y ésto nuestro cerebro lo interpreta de manera distinta interviniendo en diferentes áreas cerebrales. 

El escuchar música favorece la producción de dopamina en el organismo; uno de los neurotransmisores clave en la sensación de bienestar y placer. Al producir estas emociones, se activan zonas cerebrales concretas que rigen el sistema motor originando ciertas acciones que son de gran ayuda para superar alteraciones neuromotoras, como, por ejemplo, las producidas en un Ictus. Determinados patrones rítmicos pueden despertar e incrementar la excitabilidad de las neuronas espinales dedicadas al movimiento. Ésto sucede porque las conexiones auditivas-motoras en el sistema nervioso se activan al escuchar música, por lo cual; ayudaría en la neurorehabilitación.

Como bien sabemos, nuestro cerebro es una red donde el desarrollo de ciertas áreas que se entrenan regularmente repercute en la mejora de otras zonas. Con esto quiero decir, que mediante la musicoterapia no sólo se trabaja a nivel neuromotor, sino también a nivel intelectual, emocional y fisiólogico.

Recuerdo el caso de una niña con Parálisis Cerebral con la cual aplicamos la musicoterapia y era increíble el cambio de tener una sesión con música a trabajar sin ella. Era una enamorada del Canto del Loco, concretamente del vocalista del grupo, Dani Martín, y el simple hecho de anticiparse porque sabía que en la  sesión iba a escucharle, la motivación aumentaba considerablemente; a su vez, era sorprendente ver en las sesiones de Psicomotricidad, como la niña coordinaba cada movimiento con el ritmo de la música.

"La música no debe ir dirigida al consciente, sino a un área primordial no consciente que es independiente del estado mental u orgánico de la persona. Si se logra acceder a ese "centro vital", homeostático, podemos mejorar todo el organismo"



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